Tiene mucho mérito que el primer Bioshock no pasara inadvertido compartiendo cartelera y estanterías con los mejores juegos de tiros de la historia del videojuego (¿tocaron techo?. Todavía estamos esperando que alguien los mejore).
Quizás fuera porque no solo iba de pegar tiros. Algunas novedades relacionadas con la personalización del armamento y los poderes del protagonista le daban ese toque RPG-aventura que no estaba tan de moda como hoy por aquellos entonces.
También ayudó, sin ninguna duda, el constante coqueteo con mecánicas propias de un survival horror en un momento en el que este género estaba infraexplotado en las máquinas de actual generación.
Pero sin ninguna duda, lo que hizo –hace- grande a Bioshock, lo que le dota de una personalidad inusitada y lo convierte en un shooter incomparable es el mundo en el que esta ambientado. Si no has oido hablar de Rapture, no sabes lo que te estás perdiendo. Una ciudad utópica de la primera mitad del siglo XX (inigualable ambientación musical, y visual) que se construye en las profundidades del Oceano Atlántico en secreto y que descubrimos por casualidad –un accidente de aviación-. "Ciudad sin dioses y sin leyes" en la que la única religión o filosofía es la libertad y el individualismo, ideada por un rico magnate para escapar de las religiones, del nacionalismo, del fascismo, del comunismo y de todos los "ismos" que imperaban en la superficie del planeta en esa época, pero que más pronto que tarde termina por irse al garete debido a las miserias de la raza humana, tema sobre el que el juego pasa de puntillas pero que está ahí.
Aunque incorporó personajes inolvidables a la iconoclastia del sector (esos big daddies y las little sisters), el personaje principal es, sin duda, la ciudad submarina; Rapture, con sus impresionantes y opresivas vistas, con sus lóbregas y decadentes estancias y con sus desequilibrados y perturbados supervivientes.
La segunda parte es muy continuista. Sigue teniendo mucha importancia Rapture, que no ha perdido protagonismo, y las novedades jugables son casi imperceptibles. Pero lo cierto es que el juego no muestra en ningún momento síntomas de agotamiento o repetición. El argumento se centra en la historia de algunos personajes secundarios de la primera parte y el desarrollo sorprende con algunos giros impactantes, como cuando te conviertes tú en uno de esos temidos Big daddies (lo siento por el spoiler, pero no podía aguantarme).
Si te gustó Bioshock te gustará sin duda volver una vez más a Rapture. Si no lo conoces, te aconsejo que te hagas con los dos (están a precios irrisorios). Y si no te gustó, tienes un serio problema de criterio.
El trailer de lanzamiento de Bioshock 2.
Los primeros minutos del primer Bioshock. La primera vez que pisas Rapture no se olvida con facilidad.
Para terminar, un trailer de la inminente tercera entrega de Bioshock, que abandona Rapture para trasladarnos a una ciudad de "altos vuelos".