Hablando de puzzles, uno de los puntos débiles de las aventuras de “point and click” siempre fueron esos acertijos de soluciones disparatadas con poca lógica que podían tenerte semanas recorriendo una y otra vez los mismos escenarios o habitaciones para terminar dando con la solucion... en una guía, porque era imposible imaginarse que este objeto se pudiera unir con ese otro para actuar de aquella manera en aquel lugar, o con aquel personaje. Aunque en The Cave hay alguno que otro algo puñetero, la verdad es que la mayoría son lógicos y pueden resolverse con un poquito de dedicación.
Otro de los problemas de este tipo de aventuras siempre fue el ritmo, enervantemente lento para muchos jugadores, entre los que me incluyo, y que en este The Cave no deja de serlo, con más de una caminata redundante que podría haberse evitado. Este es el principal inconveniente que pueden tener los jugadores que pretendan rejugarlo, la pereza que despierta tener que “pasear” tanto para resolver ciertos puzzles.
The Cave es una aventura gráfica en esencia, pero muy bien presentada, que quizás sorprenda a alguno que otro, y que puede resultar divertida aunque se la tengas jurada a las aventuras de este género.