Este Saints Row the third, sin ser tampoco la excelencia del videojuego, ni del género, al final consigue lo que persigue; hacerte pasar un rato entretenido y sacarte algunas risotadas con su humor absurdo y exagerado y sus continuas parodias.
Hilo argumental con misiones principales variadas, cientos de misiones secundarias clónicas que no aportan nada más al conjunto, sino horas y más horas (cantidad, vaya, que no calidad), una banda sonora impecable, apartado gráfico discreto pero efectivo y la típica historia de bandas callejeras que luchan por ampliar su trozo del pastel. Eso es Saints Row. Eso y el cachondeo, claro.