Pero con la cuarta entrega (PS2, 2006) la cosa cambió. El problema de esta cuarta parte fue que esa personalidad se perdió. Cambió el concepto y el Driver que conocíamos dejó de existir. En pleno apogeo de los sandbox, con Grand Theft Auto al frente, la saga traicionó su identidad y quiso subirse al carro del éxito fácil de la copia de la mecánica y la jugabilidad de los GTA, convirtiéndose en un burdo clon aún a costa de renunciar a sus valores originales (que le habían llevado al éxito).
Lo más triste de todo es que se imitó a la saga de Rockstar, pero no solo no se superó, sino que quedó a años luz de las excelencias mostradas por los GTA.
Este Driver San Francisco parece querer retomar el camino de los clásicos y en algunos puntos justo es admitir que lo consigue.
Primero la dificultad; Sin duda, el juego no es tan facilón como el último, pero tampoco alcanza las cotas de dificultad de los primeros, que a decir verdad, pecaban en muchas fases de una dificultad frustrante e injusta con el jugador.
Segundo, la espectacularidad; Y ese enfoque cinematográfico que ponía mucho énfasis en contar una historia interesante y que ponía mucho cuidado en el guión. Este último Driver se sirve de la tecnología de la PS3 para ser más espectacular que nunca. Al menos en lo referente al apartado gráfico. En cuanto al sonoro, no tanto. La banda sonora es muy adecuada y en la línea de los anteriores, pero el doblaje al castellano ya no parece tan adecuado. No es tanto el doblaje como el guión, que se empeña en meter constantemente chascarrillos malos de solemnidad, que desentonan con el aire grave que siempre se les dio a las historias Driver. Y el argumento, interesante por momentos, a veces también mete unas bacaladas de postín.
Tercero, la linealidad. Los primeros Driver eran clásicos en cuanto al planteamiento de las diferentes misiones. Si pasabas la primera, jugabas la segunda. Y hasta que no pasabas la segunda, nada de jugar la tercera. Como toda la vida. Los sandbox se caracterizan por incluir un puñado de misiones secundarias. Suelen llamárseles secundarias porque son optativas, esto es, no es necesario superarlas para avanzar en la trama, pero están ahí, por si quieres alargar la vida útil de tu juego. El problema es que estas misiones secundarias suelen estar de relleno y los desarrolladores se afanan más en ofrecer cantidad que calidad. Suelen ser misiones repetitivas que aburren al poco rato. Total, están de más...
Lo malo es cuando para desbloquear las misiones principales hay que superar un número determinado de secundarias. Entonces ya no son opcionales. Y esto pasa en este San Francisco. Se llaman secundarias y presentan los inconvenientes que suelen presentar este tipo de fases. Son repetitivas y aburridas. Pero ahora hay que jugar algunas para desbloquear las de la historia. Un rollo. Y una forma artificial de alargar el juego.
En resumidas cuentas, Driver San Francisco intenta volver a sus raíces, pero lo hace de una forma poco contundente y sin determinación. Eso no quita que si te gustan los juegos de coches y eres seguidor de la saga, te parecerá un buen juego en el que invertir algunas horas.
Un video in-game.
El trailer oficial.
Driver 2 (PS2). En la Habana.
Una de las fases más dificiles y exigentes que se han parido en un videojuego. La última de Driver 3.
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