Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

viernes, 5 de octubre de 2012

SHANK 2

Uno no puede evitar pensar en aquellas películas de acción de serie B protagonizadas por mastuerzos hipermusculados que tanto proliferaron en los videoclubs de los años ochenta, cuando ve la intro de Shank 2. Las escenas entre fase y fase son cortos de animación no apto para público infantil, por el predominio de la sangre y la violencia. Y el personaje; un cruce entre Rambo y Machete, que no se anda con chiquitas a la hora de despachar a los enemigos. Ni en los videos ni en el propio juego.
Jugabilidad de la vieja escuela; avanza, trincha, avanza, trincha, aderezada con algún tiroteo y algún que otro saltito que no te quitará el sueño.
Si en su día no jugaste a la primera entrega de este Shank, Shank 2 te sorprenderá gratamente en los primeros compases. Pero lo cierto es que se desinfla pronto, por lo repetitivo de su jugabilidad.
Lo disfrutarás mucho más si eres un fan empedernido de este tipo de juegos, porque los valores artísticos son indiscutibles.


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