Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

viernes, 31 de mayo de 2013

CATHERINE

Ese truco que tienen las madres para que sus hijos coman pescado todas las noches. Ya saben, desmenuzarlo y camuflarlo en una tortilla francesa. Pues eso es precisamente lo que ha hecho la gente de Atlus. Se han sacado de la manga un inteligente juego de puzzles y lo han camuflado dentro de una interesante historia y un apartado audiovisual que nos remite directamente al anime japonés.

Vayamos por partes, que una cosa es el argumento y otra es la jugabilidad.
El núcleo jugable de Catherine consiste en ir moviendo bloques de un lado a otro para poder trepar hasta lo alto del escenario, con graves limitaciones de tiempo, claro, para darle emoción al asunto. Estas trepidantes escaladas son los sueños (más bien pesadillas) del protagonista y simbolizan el largo y tortuoso camino de decisiones que éste debe afrontar para cambiar significativamente de vida. De eso va el argumento, de un treintañero que vide una vida libre de responsabillidades al que un buen día la novia le aprieta la soga definitivamente y le plantea de sopetón una boda inminente y una posible y no deseada paternidad. Y justo en ese mismo momento conoce a una pizpireta e irresistible muchachita con la que le es infiel a su novia. A partir de ahí las dudas ante por cual de las dos decantarse, los remordimientos de conciencia y el pavor que le produce su nueva situación prematrimonial lo conducen al borde de la locura y a esas pesadillas que comentaba antes.

Se trata de un argumento poco habitual en un videojuego; temas como la infidelidad, la madurez, la responsabilidad frente a libertad, el sentar la cabeza... Y no los trata de soslayo, porque eres tú el que se enfrenta a tal dilema ya que a ti te toca decidir como conducir algunos aspectos de la historia; a quien eliges, que le contestas o si le contestas a los sms, como tratas a cada una, con cual de las dos te quedas... influyendo en el final de la misma.

Catherine es un arriesgado y original juego que mezcla temas adultos y serios, que quizás te hagan reflexionar, con giros argumentales no tan serios, por no decir surrealistas. Solo un producto japonés puede mezclar esos temas con dioses de la fertilidad que podrían eliminarte de un plumazo pero te ponen copas en el bar, con sermones acerca de la responsabilidad, con un personaje en calzoncillos que compite con enemigos disfrazados de oveja por escalar antes una torre de bloques que se desmorona, con puzzles, con impecables escenas animadas... Solo un estudio japonés puede ser capaz de poner como tema del final del juego... el himno de la alegría de Beethoven. Toma ya. Catherine es como los sueños. Todo vale, aunque cuadre poco, o no cuadre.

Es un juego extraño y distinto. Y aunque no te gusten mucho los puzzles, te comerás la tortilla, aunque solo sea para seguir respondiendo preguntas intimas que te lanza al final de cada fase (autoconocimiento) y por saber que fue al final del pobre Vincent, que camino tomó, con quién se quedó...Aunque recuerda; depende de ti.



Catherine, la verdadera protagonista de la historia. Muerde.







La duda. ¿Catherine o Katherine?.

Aqui los puzzles.





La película, sin cortes, sin puzzles. Las escenas, vaya, por si te da pereza tanto puzzle.


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