Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

domingo, 30 de septiembre de 2012

DOUBLE DRAGON NEON

Para hacer una reinterpretación de todo un arcade clásico como Double Dragon hay que tener arrestos. Y talento, claro. Si quieres salir bien parado de las odiosas e inevitables comparaciones.
En la última década hemos asistido a numerosas conversiones de títulos ilustres del pasado a los sistemas actuales. Adaptaciones que casi siempre han salido mal paradas. Ahí están los ejemplos de Shinobi, Altered Beast, los Castlevania de PS2 (el de PS3 es otro cantar) o Golden Axe, todos ellos vergonzantes profanaciones de títulos que, visto lo visto, hubiera sido mejor no desenterrar.

Double Dragon es uno de esos arcades de fines de los ochenta (1987) que ha pasado a la historia del medio como un juego pionero en un género que tuvo un gran éxito en los salones recreativos de aquella época. Y en las numerosas conversiones que se hicieron para casi todos los sistemas de juegos que existían; desde el Spectrum zx hasta el Commodore Amiga, pasando por las consolas de Sega y Nintendo.





Se trata del género del beat’em up de scroll lateral, o, traducido al castellano, avanzar y zurrar. Porque en eso consistía básicamente la jugabilidad. La gran novedad es que se introducía una modesta tercera dimensión, permitiendo al jugador desplazarse no sólo de izquierda a derecha, sino también hacia arriba o abajo.
Títulos como Final Fight o Streets of Rage copiaron su ambientación urbana barriobajera, pero hubo otros como Golden Axe, Teenage Mutant Ninja Turtles, The Simpson, Captain Commando, Knights of the Round o Cadillacs and Dinosaurs que trasladaron esa mecánica a diferentes y variados ambientes como la época del Rey Arturo, un mundo fantástico-medieval claramente inspirado en Conan el Bárbaro o la Springfield de los Simpson.

La primera impresión que causa este Double Dragon Neon es bastante grata y te hace albergar serias esperanzas de que por fin se le hace justicia a un mito. La primera melodía que escuchas cuando ves al protagonista salir del mítico garaje en busca de su novia secuestrada es la del Doble Dragon original. Deja vu. Puntazo a su favor. Empezamos bien. Lo segundo que llama la atención es su remozado, como es lógico, diseño gráfico, que aunque ha sido muy discutido en algunos foros, a mi, personalmente, me resulta bastante atractivo. Y en cuanto a la jugabilidad, las hostias son tan contundentes y gratificantes como recordabas. El repertorio de golpes es menos limitado de lo habitual en este género. Y encima las novedades que se han permitido la licencia de incluir en este apartado no parecen mala idea: algunas veces los enemigos, al morir, dejan en el suelo unos ochenteros cassettes que sirven para adquirir y potenciar diez golpes especiales y diez habilidades pasivas. Un minúsculo toque de rol, por aquello de la personalización de Billy o Jimmy a tu gusto. Pequeño, pero se agradece. Por último, mencionar que se ha respetado uno de los grandes puntales del juego original. Hablo del cooperativo. Aunque alguno se crea que esto es algo evidente, e innecesario de reseñar, que se acuerde de la versión para PS3 de Golden Axe. Si no lo has jugado, te lo advierto: los desarrolladores del Golden Axe Beast Riders para PS3 tuvieron la poca vergüenza y el mal gusto de no incluir ningún modo cooperativo. Si. Así. Como suena. Sin cooperativo.



Primer nivel de Double Dragon Neon.



Y asi transcurren los dos primeros niveles, acrecentando tu ilusión a cada golpe. Hasta que llegas al tercero. Se entiende que los videojuegos de hace 25 años eran cortos por naturaleza porque estaban pensados para ser jugados en media hora (una hora los más largos). También por las limitaciones de memoria de la época. Se comprende, pues, que en este Double Dragon se hayan preocupado por ofrecer más contenido. Han tenido la buena idea de incluir algunos niveles de las secuelas del original (existieron un DD 2 y un DD3). Pero también han tenido la mala idea de dar demasiada rienda suelta a su espíritu creativo, incluyendo niveles ambientados en... adivina... si, laboratorios secretos de experimentación genética y hasta una nave espacial capitaneada por un extraterrestre, (que es el que te ha robado a la novia). Ahí no te queda más remedio que pensar: Joder, la cagaron.

La nostalgia es lo que nos hace a los más veteranos en esto acudir como moscas a la mierda cuando se anuncian este tipo de remakes de clásicos de nuestra infancia, que casi siempre están desarrollados por gente que cree que puede mejorar videojuegos fundacionales y pioneros que tenemos grabados a fuego en nuestra memoria. Introducir ciertas novedades para adaptarlos a los tiempos que corren no está de más, pero siempre olvidan que hay que respetar la esencia. Y ahí es donde falla este Double Dragon Neon.
Recordábamos Double Dragon como un juego en el que encarnabas a dos karatekas callejeros que se partían la cara con toda suerte de macarras y especialistas en artes marciales. Y ya está. ¿A que vienen los incoherentes niveles de naves espaciales, laboratorios secretos, helicópteros militares o campos sacrosantos infestados de zombies?
Divierte. Pero no; no merece llevar el nombre que lleva.


Para terminar, una serie de videos de aquellas recreativas que marcaron tu infancia y/o adolescencia.



Final Fight



Streets of Rage


Streets of Rage II


Cadillacs and dinosaurs


Knights of the Round




Captain Commando

No hay comentarios:

Publicar un comentario