Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

lunes, 11 de febrero de 2013

AMY

Amy es un survival horror que bebe directamente de las fuentes más tradicionales del género, de aquellos pioneros de la PS One; de Resident Evil o Silent Hill. Para bien y para mal.
Hereda esa jugabilidad centrada en la resolución de acertijos y puzzles basados en la exploración y observación concienzuda de los escenarios, lejos de las actuales derivaciones a la acción.
De hecho, te invita a que evites en la medida de lo posible los enfrentamientos directos con los enemigos introduciendo mecánicas más propias de los juegos de sigilo en algunos pasajes (gran legado del glorioso Forbidden Siren).

Intenta desmarcarse con su granito de "originalidad" introduciendo la mecánica de proteger a una niña desvalida que recuerda mucho a Ico. De una forma sencilla y efectiva, podrás indicarle que te espere escondida, que te acompañe, que te coja de la mano (necesario cuando tengas que huir si no quieres dejarla atrás) e incluso pedirle que lleve a cabo algunas acciones que tú no podrás realizar. Y la verdad es que no hace cosas raras, es decir, la inteligencia artificial no mete la pata. Al menos no tanto como cuando se trata de los enemigos.

Pero decía que hereda lo bueno y lo malo. Y lo malo de los antiguos survival ha sido ya ampliamente superado en los tiempos que corren. Lograr amedrentar al jugador mediante una ambientación opresiva y tétrica meritoria está bien, y este Amy lo consigue en algunas ocasiones. Pero hacerlo usando trucos viejos que ya huelen a rancio como separación frustrante de los checkpoints, control tosco, combates que son echar una moneda al aire o ciertas fases que se superan mediante ensayo y error puro...
Si recuerdas con añoranza a los padres fundacionales del género, supongo que no te importará perdonar estos fallos a un videojuego del año 2012, pero avisado quedas.

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