Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

martes, 5 de febrero de 2013

DATURA

Datura es inquietante y enigmático, pero un juego, por llamarlo de alguna forma, bastante aburrido. Y corto. Dura alrededor de una hora, que pasamos deambulando a un ritmo enervantemente lento. De vez en cuando surge en el paseíto un objeto con el que se puede interactuar, bien pulsando una corta sucesión de botones (indicados en pantalla) o bien peleándote con la palanca del dualshock en una demostración de lo que es un control mal implementado que en más de dos ocasiones te sacará de su absorbente atmósfera, creada por un apartado gráfico preciosista y una música intrigante. Eso y algún que otro puzzle facilón que dificilmente te mantendrá atascado. El resultado es un producto cercano a los cánones de las aventuras gráficas en primera persona (recuerda en cierto modo a la saga Myst); exploración (escasa), argumento intrigante (que deja más preguntas que respuestas al final) y puzzles (demasiado sencillos).

Datura es un experimento más que un videojuego propiamente dicho. De los creadores de aquella mala broma que me pareció Linger in Shadows, puede que te intrigue, pero que dudo que te divierta.




En el trailer parece hasta interesante, pero que va.

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