Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

lunes, 22 de julio de 2013

MASS EFFECT 3

Ahora sí. A la tercera va la vencida. No me malinterpreten. No es que no me hayan gustado las dos entregas anteriores de Mass Effect. Me gustaron, si, pero no tanto como a la crítica ni a la comunidad de jugadores habituales de este género (el RPG). Sus tiroteos me parecieron siempre sosetes, los árboles de habilidades un poco escasos y la exploración simplona. El argumento, por fin, aunque interesante, nunca me pareció tan épico como pretendían.

Pero con esta tercera entrega Sheppard y compañía se han despedido a lo grande. Un apartado audiovisual que quita el hipo, una exploración menos tortuosa y más directa, un sistema de decisiones y conversaciones que alteran el desarrollo de los acontecimientos, unos tiroteos que ya nada tienen que envidiar a cualquier otro shooter y una historia con más de dos momentos que alcanzan cotas verdaderamente altas de intensidad y dramatismo. Pero lo que encumbra al desenlace de esta trilogia a la planta noble de los videojuegos sin duda es su magnífica ambientación y su excelso cuidado por el detalle.

Aunque quizás haya sido la entrega más polémica de la saga, lo cierto y verdad es que cierra de manera excepcional la opera galáctica por excelencia del mundo de los videojuegos.



 

Los segadores ya están aqui, en la Tierra. Sheppard debe huir y abandonar a los suyos para conseguir refuerzos. Una odisea cuyo objetivo es unir a todas las especies de la galaxia para lanzar una contraofensiva final conjunta contra el enemigo más temido. 



Reconquista la Tierra.



La escena final del prólogo de una historia de honor, unión ante la adversidad, lucha, sacrificio y supervivencia.









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