Pero con esta tercera entrega Sheppard y compañía se han despedido a lo grande. Un apartado audiovisual que quita el hipo, una exploración menos tortuosa y más directa, un sistema de decisiones y conversaciones que alteran el desarrollo de los acontecimientos, unos tiroteos que ya nada tienen que envidiar a cualquier otro shooter y una historia con más de dos momentos que alcanzan cotas verdaderamente altas de intensidad y dramatismo. Pero lo que encumbra al desenlace de esta trilogia a la planta noble de los videojuegos sin duda es su magnífica ambientación y su excelso cuidado por el detalle.
Aunque quizás haya sido la entrega más polémica de la saga, lo cierto y verdad es que cierra de manera excepcional la opera galáctica por excelencia del mundo de los videojuegos.
Los segadores ya están aqui, en la Tierra. Sheppard debe huir y abandonar a los suyos para conseguir refuerzos. Una odisea cuyo objetivo es unir a todas las especies de la galaxia para lanzar una contraofensiva final conjunta contra el enemigo más temido.
Reconquista la Tierra.
La escena final del prólogo de una historia de honor, unión ante la adversidad, lucha, sacrificio y supervivencia.
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