Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

lunes, 29 de julio de 2013

TOMB RAIDER

A diferencia de lo que muchos creen, el primer Tomb Raider se convirtió en un clásico instantáneo no por su icónica protagonista (que también). Deambular por tumbas y estancias que llevaban siglos sin ser pisados por nadie, abandonadas, olvidadas, perdidas; descubrir tesoros, reliquias y artefactos ocultos, evitar la muerte en cada milimétrico salto o sobrevivir al encuentro con sobrenaturales criaturas ancestrales eran experiencias que quizás otros juegos habían ofrecido antes, pero no de la forma en que lo hacía Tomb Raider, haciendo gala de uno de los motores gráficos punteros de la época y de una banda sonora memorable. La segunda entrega no solo estuvo a su nivel sino que muchos la consideran la mejor. Y la tercera y la cuarta mantuvieron el tipo. La dificultad de la tercera entrega es proverbial y el final de la cuarta inolvidable (Lara Croft muere). La quinta aventura de Lara Croft, que se justificaba como un recordatorio de sus aventuras por sus seres queridos en su funeral, adolecía ya de claros signos de agotamiento y de una preocupante falta de ideas. Una entrega anual había sido demasiado y ya estaba pasando factura.
Pero sin duda el Tomb Raider con peor fama es el primero que salió para PS2. The Angel of Darkness fue un juego disfrutable, pero lastrado por un pésimo y frustrante control (nunca viste morir tantas veces a un personaje de videojuegos) y más de un par de niveles anodinos e incluso fuera de contexto. También fue la gota que colmó el vaso de agua. Eidos relevó a sus creadores (Core Design) y puso la saga en manos de Crystal Dynamics con la esperanza de que aportaran ideas nuevas con las que resucitar a la otrora reina del género. Y desde el principio pareció una idea acertada. Su primer Tomb Raider (Legend) andaba sobrado de ritmo (demasiada acción y muy poca exploración) y falto de horas (cortísimo), y aunque traicionaba un poco el espíritu de la saga con sobreabundancia de enemigos en entornos que en otros tiempos (los de Core Design) hubieran estado desolados, supo adaptar las ideas del por aquel entonces vigentísimo Prince of Persia para ofrecer unas secciones de plataformas de calidad, lejos del estropicio de Angel of Darkness y de la exigencia de las entregas para Psone. Tomb Raider se convirtió en un juego más accesible y peliculero para todos los públicos pero a costa de un trocito de su esencia.
Lo siguiente que hizo la gente de Crystal Dynamics fue un “remake” del primer Tomb Raider, para que las nuevas generaciones pudieran conocer los orígenes de Lara Croft y los menos nuevos pudieran revisitar una excelente aventura sin tener que soportar el ya anticuadísimo y mareante motor gráfico de la versión original. Les salió un producto redondo.
Un año después, con Underworld, consiguieron por fin una síntesis casi perfecta entre lo que ellos aportaron (plataformas gratificantes y apuesta por la acción palomitera) y la esencia de los primeros Tomb Raider, esto es, misterio, descubrimiento, secretos, puzzles, exploración, soledad, pero sobre todo aventura, aventura con mayúsculas.
Lo último de Lara Croft antes del juego que nos ocupa fue un refrescante y original título descargable que se jugaba con vista isométrica, pero que para nada faltaba a los valores de la saga.
Y a pesar de los logros de Crystal Dynamics, Lara seguía sin recuperar su posición de privilegio en el género de las aventuras. Mucha culpa la ha tenido, sin duda, la aparición de otro Indiana Jones que le ha hecho la competencia y se ha llevado el gato al agua. Claro, Nathan Drake y sus Uncharted.

Este Tomb Raider es un reinicio de la saga. Pero un reinicio a lo grande. Y un reinicio en todos los sentidos. Por fin parece que la gente de Crystal Dynamics ha conseguido hacer el Tomb Raider que Lara merecía.
En esta ocasión nos narran la primera aventura de Lara Croft. Nos cuentan que le sucedió a una joven arqueóloga universitaria para convertirse en esa osada profanadora de tumbas que no teme a nada ni a nadie. Nos cuentan los hechos que la curtieron , que forjaron su leyenda, y de qué manera. Se dejan notar bastante las lecciones que han aprendido de la competencia (Uncharted otra vez) en términos de narrativa, con un guión que mejora cualquiera de las películas de Angelina Jolie, con un desarrollo que no da respiro, en el que siempre está pasando algo, y con un poderío tecnológico sencillamente impresionante. Si creías que las vistas de anteriores Tomb Raider eran de vértigo, espera a ver las que te ofrece esta isla. Y aquí tenemos otra influencia clarísima. El barco en el que navega Lara naufraga en una isla del pacífico que viene a ser como el Triángulo de las Bermudas, y tras sobrevivir a duras penas en unas de las mejores intros jugables que servidor recuerda, se topa con unos extraños y agresivos habitantes (también náufragos) que les atacan y les secuestran sin saber muy bien por qué. Todo aderezado con algunos toques sobrenaturales y en principio inexplicables... y que tenemos. Eso es, Perdidos, la serie.

Pero también es un reinicio jugablemente hablando. Antes he dicho que el argumento no da tregua, pero ¿cómo encaja la exploración detallada de los escenarios para encontrar tesoros y secretos en una historia en la que vas de un sitio a otro casi sin parar?. Lo han hecho. Encaja. La exploración es totalmente opcional. Si uno quiere acción y se aburre examinando cada recoveco del escenario, solo tiene que pulsar L2 y tachán, aparece el próximo punto del escenario al que tienes que llegar para que siga desarrollándose la historia. Pero si eres de la vieja guardia, explora con tranquilidad, que el juego te espera. Y los escenarios te invitan, la verdad. Otro aliciente para explorar es que serás premiado (en unos menús que recuerdan alarmantemente a los de Assasin´s Creed) con puntos de experiencia que podrás invertir en habilidades que, la verdad, ni son necesarias ni se notan mucho. Pero ya sabes, está de moda y dan sensación de progreso y evolución. Y contra, nunca está de más que esos puntos que tanto cuesta conseguir sirvan para algo, ¿no?.

En fin, uno de los mejores apartados gráficos de la presente generación (ojo, no solo por potencia, también por diseño). Uno de los mejores argumentos, que te desvela los orígenes de una adolescente Lara Croft, y escarba más en sus inquietudes y en su pasado. Un doblaje impecable para una Lara más habladora y menos estirada de lo habitual, que no solo da compañía (¿alguien se acuerda de la muda de los primeros?) sino que también da pistas sutilmente cuando sospecha que tu astucia no está a su altura. Una jugabilidad que conjuga a la perfección exploración, acción (por fin unos tiroteos decentes, gracias otra vez, Uncharted), plataformas, sigilo, puzzles y aventura. Que tiene para todos, para los sosegados exploradores de tumbas, y para los fanáticos de la acción desmedida.

El último Tomb Raider es, por fin, el juego que el legado de esta saga clásica merecía. Es una verdadera lección de cómo capturar la esencia de un clásico, traerlo a la época actual, despojarlo de todo aquello que ha sido superado y  ha quedado obsoleto con el paso de los años, e integrar las novedades que los grandes del género han ido incorporando. Es una lección de cómo resucitar una saga que una vez fue referencia y que otra vez vuelve a serlo.





La intro."Una superviviente ha nacido".





La opinion de la critica.




Un trocito de gameplay.




Para finalizar, un poquito del original. Para que veas las diferencias. Y para que rememores uno de los mejores temas musicales del medio. Lo único que he echado de menos en este tomb Raider.










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