Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

viernes, 5 de abril de 2013

CASTLEVANIA Lord Of Shadow

Hubo un tiempo en que la gente no elegía entre Microsoft o Sony. Hubo un tiempo en que la gente era de Sega o de Nintendo. Si alguna vez yo hubiera dudado (cosa que no sucedió nunca, la verdad), solo podría haber sido por dos títulos: o Zelda o Castlevania. Las dos únicas sagas exclusivas de Nintendo que verdaderamente me interesaron y nunca pude catar. La primera vez que puse mis zarpas sobre un Castlevania me llevé una terrible decepción; Lament of Innocence (PS2, 2003) era un producto mediocre que no estaba a la altura de la saga.

Así que este es el segundo Castlevania que juego en mi vida y puedo decir que los españoles de Mercury Steam han conseguido revalorizar la franquicia, gracias a unos altos valores de producción, propios de un triple A en toda regla. Desde el minuto uno se nota el respeto por los valores tradicionales de los Castlevania. Algo por otra parte inevitable, ya que Konami ha seguido muy de cerca el desarrollo de una de sus sagas emblema.

Tanto la banda sonora como su aspecto gráfico consiguen transmitir epicidad a esta trágica historia de uno de los personajes más famosos de los antiguos Castlevania (con final de impacto para los frikis de la saga). Si bien los combates no están a la altura de los pesos pesados del género, las plataformas son facilonas y la exploración me parece un poco forzada, lo cierto es que, en conjunto, el videojuego resulta atractivo a todos los niveles (audiovisual y jugable), con algunos momentazos que merecen la pena.


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