Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

lunes, 2 de septiembre de 2013

CALL OF DUTY Black Ops II

El primer Black Ops (2010) les sirvió a la gente de Treyarch para resarcirse de aquel genérico World at War (2008), que dejó a los seguidores de la saga Call of Duty con cara de tontos tras el espléndido Modern Warfare (2007). Y a ellos en un lugar bastante dudoso en la comparativa con el otro estudio COD; Infinity Ward.

COD Black Ops nos situaba en plena guerra fria, con el consiguiente cambio de rumbo que hizo tomar a la saga, lejos de los mas que revisitadísimos campos de batalla de la segunda guerra mundial o de los actuales Modern Warfare. Y les añadió un argumento algo más interesante, centrándose más de lo habitual en la figura del personaje protagonista.

Esta segunda entrega de la sub-saga Black Ops vuelve a enfatizar la historia, que nos lleva al final de la segunda guerra fría y a un hipotético futuro 2025 a través de dos hilos argumentales que se entrelazan en los distintos niveles del juego. Ahora nuestro avatar es el hijo del protagonista del anterior (entre otros) y nuestro némesis un terrorista que lucha contra las desigualdades socio-económicas generadas por la actual crísis, pero que también tiene motivos personales, que el juego va desgranando poco a poco, consiguiendo captar el interés del jugador.

Por lo demás, lo de siempre. Hace no mucho dejaba por aquí mis impresiones sobre el último Modern Warfare y puedo hacer tranquilamente un “corta y pega” de algunas partes de aquel texto: “Vibrante, espectacular, trepidante, que si no da respiro, que si una montaña rusa, que si corto pero intenso, que no le sobra nada, pero tampoco le falta...” o “...pero también queda claro ya que la fórmula ha alcanzado su cénit y que aquí ya no hay más que ofrecer, que está todo el pescado vendido...”.

Vaya, que sin novedad en el frente. Para bien o para mal.




"El futuro es negro".



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