Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

martes, 17 de septiembre de 2013

SPEC OPS The Line

Spec Ops pretende ser recordado por el tratamiento, serio y grave, que hace sobre la incidencia que pueden tener los horrores que se ven y se provocan en una guerra en la psiqué de cualquier soldado, de cualquier persona. Pero lo cierto y verdad es que lo recordarás por el escenario donde se desarrolla, comparable a la Rapture de Bioshock o la Dunwall de Dishonored. Nada menos que en Dubai, pero en una Dubai desolada por unas tormentas de arena que han enterrado sus enormes avenidas y rascacielos dejando unas postales de órdago en la retina del jugador.

Al final, Spec Ops no es más que otro shooter en tercera persona basado en el movimiento entre coberturas. Pero hay que reconocer la excelencia alcanzada en esta mecánica y el interés que mantiene en todo momento en el jugador, tanto por su variedad de situaciones y escenarios como por el intrincado argumento de supervivencia y confusión, que lleva al teniente Walker al borde de la locura, o un poco más allá. Nos deja un par de momentos de esos que tardan en olvidarse y que lo coloca por encima de la media de este saturado género.





El trailer.




"Hay una línea que tenemos que cruzar"

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