Gamer desde los 10 añitos, cuando mis padres tuvieron a bien regalarnos a mi hermano y a mi un flamante Spectrum Sinclair ZX, comencé en esto con perlas como Phantomas, Phantis, Fred, Goody, Tracksuit Manager o jugando a los juegos de Fernando Martín, Aspar, Butragueño o Michel, mientras gastaba todas las monedas de cinco duros que me dejaban en recreativas como Double Dragón, Golden Axe, Final Fight, Knights of the Round, Los Simpson o las Tortugas Ninja. Cuando irrumpieron las consolas, me decanté por Sega y mientras soñaba con Streets of Rage, me tenia que "conformar" con Alex kidd, Sonic, Out Run, Wonderboy, Golden Axe (otra vez) o Asterix en mi venerable Master System. Finalmente di el salto a los 16 bits de la legendaria Megadrive, que me brindó momentos inolvidables con títulos de la talla de World of Illusion, el primer FIFA, Sensible Soccer, Super Mónaco GP, Rocket Knight, Street Fighter 2, Mortal Kombat, Golden Axe (mi debilidad) y los tres Streets of Rage, por supuesto. El paso de los sprites a los feos y toscos polígonos (y la adolescencia) me alejaron de los videojuegos hasta que mi hermana se compró una PS One y empecé a tener pesadillas con el primer Resident Evil y sueños húmedos con Lara Croft. Pero lo que me terminó de convencer de que había vuelto para quedarme fue el primer videojuego que consiguió conmoverme. Si. Final Fantasy VII. Desde entonces, mi pasión por los videojuegos aumenta cada día que pasa. Y que siga la fiesta. Press Start Button.

martes, 11 de septiembre de 2012

ENSLAVED

Enslaved se juega todas sus bazas a su ambientación y a su argumento. Un mundo semidestruido en el que la raza humana es una especie en extinción y en el que encarnas a un personaje que consigue escapar de sus captores (en una espectacular escena jugable introductoria) y se pasa todo el juego protegiendo a una desvalida muchachita. Esta relación que desde el principio va gestándose entre ambos personajes es otro pilar sobre el que se asienta, inspirado en otro clásico como Ico.
Todo es demasiado bonito en este Enslaved; la banda sonora, el apabullante diseño gráfico de los niveles, el guión (con sorpresita final incluida), la relación que va fraguándose entre los protagonistas...
Todo menos el apartado jugable, que sin ser malo o mediocre, es verdad que no alcanza los altos niveles que si alcanzan los apartados audiovisual y narrativo. Se trata de un compendio –facilón- de exploración (no querrás dejar ningún rincón sin visitar), de combates sencillitos y poco variados y de plataformas "automáticas" (casi imposible perder vidas en las fases de saltos).
Pero eso sí, un compendio interesante y gratificante cuyo desarrollo hará imposible no disfrutar de este Enslaved.




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