Las principales máquinas de Sega y Nintendo vieron desfilar por sus circuitos un sinfin de juegos de saltos que pasaron a la historia del medio, pero también otro tanto de copias descaradas, descafeinadas y sin alma que saturaron aquel mercado tan lejano ya.
Si tuviste suerte (y tiempo) esbozarás una sonrisa ante la invocación de nombres tan ilustres como World Of Illusion, Castle of Illusion, Asterix, Alex Kidd, Wonderboy, Rainbow Islands, New Zealand Story, Rocket Knight, Dynamitte Headdy, Mario Bros, Sonic... y otros muchos más que me dejo en el tintero, incluso de acción. Como Shinobi, por poner un ejemplo de juego que sin ser de plataformas, incluía numerosas fases de saltos no aptas para dedos imprecisos, como era habitual y casi preceptivo en los juegos de aquella época.
Con la llegada de los toscos, feos y adelantados polígonos y la obsesión por las 3D, este género sufrió un serio revés con la falta de precisión que se derivaba de unos controles normalmente mal implementados y unas cámaras mareantes que muchas veces se convertían en el peor enemigo del jugador (aunque a todos se nos ocurran algunos ejemplos que se salvan de la quema, como Spyro, Mario 64, Crash Bandicoot o el más reciente Mario Galaxy).
Ahora que las casas más importantes del sector se han volcado en sus plataformas de descarga de contenido digital y muchos programadores talentosos con pocos recursos tienen más facilidad a la hora de presentar sus productos al gran público a pequeños precios bastante asumibles, parece ser que este género está reviviendo, o al menos, levantando cabeza.
Este Little Big Planet ya supuso allá por 2008 una refrescante novedad que no se limitaba a seguir las convenciones de un género bastante manido. El factor más importante fue el componente social, permitiendo a los jugadores convertirse, si así lo querían, en creadores de niveles a través de un sencillo editor, siempre y cuando tengas la suficiente paciencia.
Niveles que luego se podían subir a un servidor para que cualquier otro propietario de una copia del juego lo disfrutase, haciendo de este título un producto bastante dificil de agotar.
Para los jugadores solitarios, como es mi caso, eso no fue suficiente para llamarnos la atención, asi que... pues eso, no le presté demasiada atención.
Esta segunda parte es continuista con respecto a la primera entrega en el mencionado componente social y también en su apartado artístico.
Una vez más, los indiscutibles protagonistas son los "sackboys", unos pequeños muñequitos de trapo que podemos personalizar (aspecto y vestimenta) de mil maneras diferentes, y que están perfectamente animados.
Tengo que admitir que hace tiempo que aborrecí el género plataformero, pero este Little Big Planet 2 presenta credenciales muy sólidas para disfrutarlo.
Es original, atrevido, gracioso, singular y sobre todo, muy ingenioso. Su jugabilidad, con uno de los controles más suaves y precisos vistos en mucho tiempo, no se centra solo en las plataformas, ya que muchas veces presenta ciertos rompecabezas que exigen del jugador agilidad mental, y no solo digital. Pero todo perfectamente compenetrado.
Aunque ninguna de sus virtudes te convenza, lo que nunca podrás negar es el carisma que desprenden sus entrañables protagonistas y el buen gusto con el que está diseñado todo.
Si este videojuego no te gusta, está claro; es que también has aborrecido el género.
Para los más viejunos, ahi dejo algunos videos de verdaderas joyas del género.
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